«Habituada ya a los ruidos continuos de la sala, a la mujer del médico le sorprendió aquel silencio, un silencio que parecía estar ocupando el espacio de una ausencia, como si la humanidad, toda ella, hubiera desaparecido, dejando sólo una luz encendida y un soldado guardándola, a ella y a un resto de hombres y de mujeres que no la podían ver.»